Ubique un muro de un ancho convincente no mas ancho que sus brazos extendidos y vistase con el, despacio pongaselo con los pies para adelante para que se siga ciñendo a las normas de otros. Si le crujen los huesos no se preocupe se acostumbrara a ese dolor y empezara a encogerse sensiblemente. Sintonice una radio a un volumen sideral con audifonos que tapen totalmente sus orejas y cuide que el ritmo sea narcotizante reiterado y desafinado ex profeso. Mire fijamente su Mini Computer, luche contra el puntaje que tiene acumulado por años de juego constante. Sientase vivo con el grito de las calles, con el acogedor pavimento, con edificios de vidrios polarizados, no se preocupe si no recuerda su nombre ese esfuerzo no vale la pena, cuando su corazon sincronice con el pulso comercial del mundo solo ahí liberese, se ha encontrado a si mismo,