jueves, 25 de abril de 2019

Amor Inmigrante

Amor de inmigrante

Sueño con ser mercenaria
para cogerte de día claro
el deseo es siempre
 imperioso, desechable
y nuevo

Atravesemos el espejo,
el dolor y lo inmedible
del tiempo

No me quiero encontrar
en el patio trasero
de la eternidad
después de crear
estos rascacielos 
de poemas a rajo abierto

En ruta atropellada
por la ponzoña
de la ausencia
levantémonos y riamos
de esta gozada sensual

Naufrago de mil playas
prendamos fuego al
terciopelo negro de la noche 
 escribamonos en la arena:
                              cuanto nos amamos
                                   


martes, 23 de abril de 2019

ENTREVISTA A IDA VITALE - URUGUAY



          Montevideo, 15 de Octubre, 2018

      ENTREVISTA A IDA VITALE   -  PREMIO CERVANTES 2019

Ida Vitale, insigne poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria uruguaya. Miembro del movimiento artístico denominado “Generación del 45” junto a Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi e Idea Vilariño,   es representante de la poesía “esencialista”.
Galardonada entre otros con el premio Octavio Paz, México (2009), el premio Alfonso Reyes, México (2014), el premio Reina Sofia, España (2015) el premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, España (2016), el premio Max Jacob, Francia (2017), premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México (2018) y  hoy 23 de Abril, 2019, prestigioso Premio Cervantes, España

La cita era a las tres de la tarde, llegue puntual, mire el tablero de timbres del edificio y toque tres veces.  Alguien contesto y pregunte por Ida Vitale, me dicen que bajaran a abrirme, transcurren algunos minutos y frente a mí, alegre y despreocupada, Ida me saluda. Es una mujer menuda y ágil, con una voz bien timbrada. tiene unos hermosos ojos y una mirada penetrante e inteligente.  Me hace pasar y nos vamos conversando hacia su departamento, que es muy cómodo y acogedor y empiezo la entrevista:

+¿Cómo era tu vida en el colegio, les enseñaban poesía?
Yo iba al colegio República Argentina, que era un colegio grande, en Montevideo. Mi tía era directora del colegio, lo que era una tortura; porque ella pretendía que yo fuera una niña modelo, lo cual era de lo más aburrido.  Enseñaban algunos poemas, creo que similar a hoy, pero la poesía para mí en ese momento no era importante.

+¿Como te sumergiste en la poesía?
Una practicante en el colegio, en sexto año nos dictó el poema Cima de Gabriela Mistral, poema muy sencillo para nuestra edad, pero como no lo explicó; yo no entendí nada, para mi estos versos eran muy vagos:  “La hora de la tarde, /la que pone su sangre en las montañas.  /Alguien en esta hora esta sufriendo; /una pierde, angustiada, /en este atardecer el solo pecho”.  Nos hicieron aprender de memoria esa poesía, la tuve largo tiempo en la cabeza tratando de entenderla, hasta que la resolví.

 Trabajábamos mucho con escritores españoles. Teníamos que escribir a la manera de alguno de ellos, por ejemplo: por un lado, nos ponían dos prosistas levantinos. Azorín, que tenía una descripción de la silla, madera, esparto, todas frases cortas, y al mes siguiente venia Gabriel Miro, muy lirico y descriptivo.  Después Ortega, con un texto llamado “Geografía de la meseta”, un texto más complejo con dialogo, donde le pregunta a un campesino - “Y donde están las curvas” y este le responde “En Castilla no hay curvas”.  Y después, anterior a Roa Bastos, un joven que juega a la ruleta, Rafael Barret, él se gasta el dinero que le dan sus padres y como se muere de vergüenza, escapa de España; llega a Argentina, a Buenos Aires y se convierte en escritor, lo echan de allí y se radica en Paraguay.  Si unías gramática y literatura te dabas cuenta de que había leyes muy distintas para cada escritura. Eso me inclino más por la prosa.

+ ¿Cuándo empezaste a escribir poesía?
Empecé por mi cuenta en preparatorias, aunque después rompía todo lo que escribía, por esa razón no tengo nada de esa época, porque le perdía el respeto muy pronto.

+¿Tus padres te incentivaban hacia lo humanista?
En casa había muchos libros, en italiano y en francés, pero no me incentivaban especialmente.  Yo estaba encargada de limpiar una bibliotequita, los días sábado, creo que esa era una manera de que hiciera algo en casa. 

+ ¿Leías en italiano?
No, en esa etapa. Eli Schicarelli, una profesora que era de película debía de pesar unos cincuenta kilos, había venido cuando la guerra, con su sombrerito de paja con florcitas. El primer día de su clase era sobre Mussolini y los fascistas, más como la mitad de la clase le interrumpía, me puse a limpiar el pizarrón, y le hice un guiño, ella que no era tonta entendió y nos dijo: -En realidad, como esta es la primera clase, vamos a conversar-.  Después de eso, el curso estaba como en misa, no había ni una distracción; ella era estupenda para gramática, nos hacía trabajar con el diccionario, y ahí le tome respeto al italiano. 
Al poco tiempo de estudiar, traduje un libro, hice de “Negra” para alguien, un trabajo de traducción, que era sobre teatro. 

+¿De que parte de Italia era tu familia?
Mi abuelo era de Palermo, de un pueblito que no recuerdo el nombre, hizo toda su carrera en Palermo como abogado.

+¿Estudiaste Humanidades?
Hice Derecho, porque no había Humanidades, estudié con Carlos Vaz Ferreira, pero al poco tiempo me di cuenta de que los preparatorios de Derecho eran un engaño.  Estudie durante tres años Derecho, memorizando todos los códigos, que empezaron a interesarme como mecanismo de escritura, allí la precisión en la escritura era lo más importante.

+¿La literatura en la universidad estaba unida a la acción, participabas políticamente?
Uruguay era un país democrático, con elecciones.  Antes se dividía el mundo en blancos y colorados.  No existía el Frente Amplio. Mi abuela y mi padre eran blancos, el resto era colorado.  Uno de mis problemas era que pensaba ¿Cuál será la diferencia?  Cuando le preguntaba a mi abuela, me decía -Bueno, los colorados vinieron aquí a matar blancos.  Esos eran los comienzos del Uruguay, un país hecho por Jose Battle Ordoñez.

+ ¿En que época te exilias de Uruguay?
En 1974, cuando llegan los militares, porque había muchas huelgas. 

+ ¿Estabas trabajando ya?
En ese tiempo uno entraba a trabajar por relaciones, con profesores muy buenos como Monegal, o Jose Bergamín, o entrabas como voluntaria.  La forma de empezar a dar clases era agregarte a un profesor que te tenia buena, y que de repente te decía que prepararas una clase.  Yo tenía dos amigas estupendas, una era la mujer de Felisberto Hernández y la otra Laura Escalante, que era Directora de Teatro, sus clases eran buenísimas, análisis de textos, la psicología de cada personaje. 

Fui dos años al Liceo a dar clases.  Como se postulaba para hacer clases al interior o a Montevideo, en un llamado a concurso, con trescientos participantes, tuve mucha suerte porque quedé en Montevideo, a cuatro cuadras de casa.

+¿Como fue trabajar con Octavio Paz, lo conocías de antes?
No, no lo conocía, yo había hecho una nota para “Mito” una revista colombiana y me lo presento el primo de mi marido que había empezado a trabajar con Octavio en la revista.  Yo había empezado a trabajar en un suplemento que aparecía los domingos que era de “Plural”, empecé a trabajar ahí, porque eso lo dirigía otro del grupo. Octavio era muy amable, muy seguro, y como sabía lo que quería, cuando estaba hablando contigo, te decía: - ¿Estás de acuerdo en esto? o ¿Que te parece esto otro? 

Yo había escrito dos artículos, sobre un libro y Octavio me pidió una nota de una revista francesa “Change”, que tenía un numero dedicado a Latinoamérica, lo primero que note fue un poema erótico de Lezama Lima, donde la palabra “la espalda”, había sido mal traducida como “la espada”.   Me dije, Octavio quiere una nota sobre esto para la revista “Plural” y esta es una revista amiga, que hago, me doy por enterada del error, o lo olvido.  Estaba metida en un brete, obviamente decidí decirle lo que pasaba, Octavio me hizo pagar la nota y no la publicó.  Pensé, bueno esto se acabó, pero al otro número él me volvió a llamar.

La revista “Plural”, no era independiente, la hacia el diario “Excelsior”, que era uno de los más antiguos y de lo mejor que había en México, el diario estaba muy en la órbita de Echeverria el presidente de México, que era un presidente muy bueno en algunas cosas y muy autoritario en otras y como Octavio cuando hablaba siempre decía lo que pensaba,  Echeverria nunca hubiera pensado darle una carta abierta a Octavio, en vez de eso, en una asamblea vinculada a la revista, esta fue copada por los huaruras, ellos eran la comisión civil, que llego con órdenes de suprimir la asamblea y desde ese momento se liquidó a “Plural”. Los que conocían a Octavio lo apoyaron, en un mes se reunió gente con dinero y esto se revirtió, ahí me volvió a llamar para trabajar.

  Posteriormente me propuso como asesora de la revista “Vuelta”. Eso fue por mucho tiempo, aunque nunca quise abusar de su amistad.

Igual con Gabriel García Márquez que era íntimo de Alvaro Muti y Carmen, y era como si lo conociéramos de toda la vida.  Alvaro era un gran amigo nuestro, muy abierto, muy encantador, Gabo hizo literatura desde siempre pero nunca dirigió una revista.  Octavio aparte de ser un escritor estupendo, era un gran poder literario.  Yo conocí más a Gabriel García Márquez, incluso lo había leído más, pero con Enrique mi marido, nunca quisimos ir más allá, ni pedirle nada, de las veces que nos encontramos con él, en la casa de Álvaro. Me aterraba la idea de que Álvaro pudiera pensar que lo usábamos para llegar a Márquez.  Me acuerdo de la vez que Marquez me dijo:  -Hay una cosa que yo sueño con hacer y es traducir a Leopardi.  Eso me lo dijo como una gentileza, porque veía que yo traducía del italiano y me manejaba muy bien con ese idioma.

+¿Cuándo  empezaste a hacer traducciones?
Toda mi vida hice traducciones, desde que estaba en Montevideo, la primera vez fue de un libro que a mí me gustaba y que salió con el nombre de otro, yo era chiquilina realmente.  Traduje mucho para Buenos Aires, traduje del francés, del italiano, del inglés, mucho sobre teatro, filosofía y lo último traducido fue del portugués.  Del alemán, las canciones de Madre Coraje de Brecht.

+¿Que es lo que interesa en el ejercicio de la traducción?
Tengo un libro entero traducido de un señor, que cuando lo terminé, me pregunto y usted que va a hacer con esto ahora.  Le dije, voy a ver si lo publico en España y me contesto rotundo – ¡Ah no,  en España no! porque ya fue traducido allí.  Y así fue, como me quede con el libro y con el ejercicio.

Yo estaba leyendo hace poco una publicación, más periodística que literaria, de los que habían tenido el premio en México.  El lenguaje era normal, no muy enjundioso, pero estaba mal traducido. Ser traductor es saber conocer el oficio, y eso te lleva a cuidarte más cuando estas traduciendo

+¿Hay influencia del traductor cuando traduce o se invisibiliza?
Se puede ser fiel, palabra a palabra, lo que es muy difícil, y se puede ser fiel al sentido.  Muchas veces las palabras se prestan a que sigan el mismo orden, a veces por ejemplo tienes que invertir como es con el francés, pero como lo haces cuando el verso que viene, no tiene solución en español, es ahí donde yo trato de seguir lo más cerca posible el sentido. En la traducción de Max Jacob, donde todos sus son versos rimados, sentía que si no lo hacía igual estaba falsificándolo.  
En la poesía rusa, los traductores traducen tratando de mantener la musiquita, y eso vulgariza mucho. A veces el poeta trata de ser raro u original, pero si vas a rimar, casa con masa, se ve muy burdo; en la duda, hay gente que traduce todo como verso libre, pero cuando trabajas a un poeta, tipo Apollinaire u otros poetas más formales, una trampa muy fuerte que le haces al autor es cambiar el estilo. Creo que lo mejor es ser fiel al sentido.

Tengo un libro, que en cuanto tenga un respiro para organizar algo, ahí veré de juntar una cantidad de poemas, en distintas lenguas.


-        -        ¿De repente me mira con sus grandes ojos azules y me dice muy sorprendida – ¿Hemos hablado tanto rato y no te he ofrecido nada, quieres tomar una taza de té? A lo que asiento parándome y me ofrezco a ayudarla en la cocina, a lo que me responde chispeante -No te preocupes, ¡una taza de té no demora nada! Y en un dos por tres, estamos sentadas ante dos humeantes tazas de te y bizcochos y continúo entrevistándola:
¿
+Tus poemas dentro de lo formal son innovadores.
Yo me apoyo en la norma, eso es vicio de traductor, eludo galicismos desesperadamente.  Me fascina el español clásico, el siglo de oro, Quevedo, Garcilaso que curiosamente es más simple y el soneto.  Yo empecé haciendo sonetos, un profesor me dijo: Deme los que se puedan publicar, el me publico tres o cuatro sonetos, y nunca más los volví a hacer.

 En mi último libro, aparecen, porque me encanta la forma, es algo que te obliga, que te ayuda a ser más conciso y a no irte por las ramas, tienes que tratar de decirlo todo en catorce versos, incluso para seguir la tradición tiene que haber un remate.  Me encanta un poeta español de la generación de Alberti, Gerardo Diego Cendoya, que hizo sonetos perfectos.


América ha dado sonetistas estupendos.  Hay un chico de Cuba, Orlando González Esteva, que hace exclusivamente décimas, se maneja con octosílabos, él nunca ha publicado algo que no tenga octosílabos. Le ha sacado un partido enorme, porque en Cuba, la décima es algo muy popular.

+ Te quiero preguntar por Léxico de Afinidades, donde ambientas tan amablemente tu infancia.
Ese libro lo empecé a escribir en un momento en que tenía algunas ideas y de repente se me ocurrió que lo más libre era ordenarlo por orden alfabético, con los textos que tenía escritos lo armé.  Había un poco de cada cosa y después seguí, poniéndolos por alfabeto, allí hay una cantidad de poemas chiquitos, que entran con otro pie, hay otro sentido para incluirlos, igual es un libro que podría haber seguido infinitamente.

+ ¿Como era el lugar donde vivías en Montevideo?
Mi primera casa era muy grande y tenía jardín. Los primeros inmigrantes que llegan a Montevideo se van al Prado, que es una zona muy verde de quintas muy lindas, del siglo diecinueve.  En esa época la playa no existía.

Mi abuelo, tuvo catorce hijos, tres mujeres y la menor se llamaba Ida.  Ella se fue a Buenos Aires a estudiar como maestra de sordomudos.  Mi abuelo era muy liberal, en el sentido de que las mujeres tenían que estudiar igual que los hombres, las otras dos fueron maestras, una de ellas, Clelia que era muy guapa se casó enseguida y se fue al interior, ella era de las mayores. Débora era Directora, fundo la sección femenina del colegio nacional José Pedro Varela y luego un colegio femenino con el mismo nombre. 

Cuando murió de golpe mi abuelo, mi abuela que no trabajaba, le pidió a Ida que se devolviera y ella dijo que no, que le faltaban solo tres meses para terminar la carrera y que iba a quedarse, en ese periodo contrajo tuberculosis. Cuando volvió empezó a trabajar como ayudante del fundador del Jardín Botánico, quizá no se dio cuenta que estaba enferma. En casa había muchas plantas raras, que ella traía y que crecían y crecían por todos lados.  Cuando muere mi tía, mi abuela, no quiso quedarse nunca más allí, porque la adoraba.    

Hay un poeta que a mí me gustaba mucho, que murió hace años, Enrique Casaravilla Lemos, él tiene un poema que se llama “Las quintas”, decía que El Prado, se había perdido porque Pocitos era un barrio que estaba muy bien ubicado.  En Pocitos, se empezaron a hacer chalets, y empezó la moda de la playa, fue de esa manera que El Prado empezó a quedar a trasmano.

Enrique era un poeta muy solitario, publico un libro de joven, y cuando muere, la poeta Esther de Cáceres le publica ese libro.  Era un hombre muy sobrio, la contrapartida de Juana Ibarburu, Juana era brillante, muy bonita y escribía muy bien desde niña, era la poeta importante de Uruguay. Alfonso Reyes, agregado cultural de México, se emocionó mucho con ella y hablo de ella como de Juana de América, la invento y también la promociono mucho.

+ ¿Cuál es el próximo libro que publicaras?
 Es un libro sobre México, es un libro de memorias y gratitudes mexicanas, se llama “Shakespeare Palace”. Entre las décadas de 1970 y 1980, yo vivía en la calle Shakespeare, en Anzures, un barrio del centro de la capital mexicana.  La casa era una ruina a la que le pusimos Palace, esa casa ya había aguantado varios terremotos, porque estaba muy firmemente construida. 

+ En retrospectiva, cual es la recompensa de hacer este trabajo que has hecho toda tu vida, que es la literatura y a lo que te has dedicado con tanta pasión y con tanta vocación.
La misma que si hubiese hecho muchos sweaters porque me gustaba el tejido.  Nunca hice nada por nada, incluso el traducir, lo hacía porque me gustaba.  Creo que he tenido suerte, porque las veces que he trabajado, he tenido una cierta libertad.

Trabaje siempre, cuando daba clases, era una apasionada de dar clases, cuando traducía, no estaba escribiendo, pero me encantaba también traducir, lo importante es que lo que haces, se haga a lo largo del tiempo, pero que además esto te permita cambiar.
Al final con todo este movimiento que he tenido estos últimos cuatro o cinco meses, anoto algo en un papel, o en una libreta y el lío va a ser cuando tenga que encontrar todo lo que escribí, porque después hay que darse el tiempo de corregirlo, porque no siempre sale perfecto y hay que dedicarle tiempo.


Nos despedimos con mucha alegría, por haber compartido sus vivencias, relatadas como una larga y amena charla y yo impresionada y feliz por haber conocido a esta extraordinaria mujer, de talento excepcional y vitalidad increíble. 

Entrevistada por
Carmen Troncoso Baeza (2018)









domingo, 7 de abril de 2019

GABRIELA MISTRAL


Queridos amigos, hoy 7 de abril, es el cumpleaños de nuestra gran poetisa, Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, para ella van estos versos y también para mi amiga Ester Villarroel, que esta de cumpleaños este mismo día.

¡¡GABRIELA VIVE   /   VIVA GABRIELA!!

Tus poemas torrenciales
acortan la noche
a días desgajados

tu lengua no parasita
jamás palabra
que no sea flujo ribereño

Tu sangre solitaria como esta época
del mas puro metal del Norte
recoge a raudales el cobreado sol

Tus poemas en salmuera
nos pastorean desde niños

 Caminas por el desierto
autocumpliendo tus profecias
ahuecado tu espiritu
por el desprecio

Vives Gabriela
 continuo exilio
Niebla/ausencia
migrando del pasado
a un adeudado futuro

El cuarzo cristal
de tus versos/venas
son palabras que arden
¡Viva Gabriela!



FELIZ AÑO NUEVO 2024