Cuando mis silencios
se alzan furibundos
hasta la lluvia enmudece
y mansa desliza
su húmedo mensaje
por el hueco del paisaje.
Sobre la
luna, mis ojos
traspasan tu
sombra
sin dejar
huellas.
Mis pájaros
cambian de rumbo
en un
espacio imaginario,
en un paréntesis
vacio,
me he
quedado sin tus besos
y aún me remuerde
esa risa infiel.
Bailando desde
el umbral
solo tengo el
deseo ferviente
de una tormenta
de arena
para borrar
con ventiscas
el desencuentro
y el avance desenfrenado del
mar.