Carmen Troncoso Baeza

Mis dioses me recordaron no andar descalza para no tentar a la serpiente que anida en mi cabeza. Quiero alojar en mis brazos sin permiso este gemir continuo de mi árbol deshojado que se encima en mi pecho, rivalizando con su silencio penetrante. Afilare al mediodía mi cuchillo y cortare los colores que me rodean vistiendo ásperos y místicos vestidos de arpillera. Quizá desnude mi orgullo lavando mentiras propias y ajenas con jabón bruto y escofina . Limpios y almidonados mis dioses alcanforados han perdido su mañoso celo, hoy comen todo lo que les doy. * Amantes-Dali.JPG

Hago un solo llamado el tono del celular taciturno contesta, tu lengua metálica larvada y siniestra, la escucho de memoria. Sospecho ansiosamente que tus fugas entelequias se repiten conversación de trasfondo no puedo contestar, se interpone con crudeza el discado genital. Ya no soy libre dijiste no te quiero consolar. Consumiste mi aire apagando el deseo. Estar libre de tus llamadas Es lo que quiero. Las llamadas se suceden me enloquece este pudor digital preludiando este final. El numero desaparece me desoriento. Descargado mi celular no reconozco mi libertad, soy un pájaro triste sin tono.

Hay una luna marina que atraviesa mi isla por mis muslos, furtivos se deslizan los días solo tus ojos profundos ven, que vuelan mis deseos como semillas forasteras. Hay rincones de este sueño que parecen perdidos y dispersos, abruptos tus pasos de guardián hacen vigilia en el lado oeste de mi cordillera. El trigo maduro espera su momento de cosecha yerbas locas crecen sin cesar, en este jardín cósmico aparecen flores que atraviesan mi alma. * Joce Joce