Carmen Troncoso Baeza

¡A emborracharse, a emborracharse... mate la prudencia a hachazos, no me resigno pero el silencio gritaba tanto. Cerrare la puerta no quiero ver el panfleto de mis dias, he sacado el jugo como un juego y entre las zanahorias he reído con desdén. Chupare fresas, para morir con el rojo en la boca apaguemos la luz de este año borremos la sucia guerra del mundo enterremos las desgracias y trasnformemos en intenso todo momento ¡A emborracharse, a emborracharse que este mundo ha de acabarse...

Catarata dorada burbujas maliciosas que adornan las esquinas de mi copa. Empuñada hasta el fondo del abismo de quien habla cristal transparente iluminas mi alma. Beber liricamente humedece las suaves cadencias centelleantes de este champagne espumante. Esta luz de oro me quita el aliento, y a veces adormece mi corazón.

Que bebe el viento cuando se cansa? Barriendo el presente añora la brisa suave que una vez fue en sus brazos. Quien eres? Imperativo vagabundo, juegas con mis contornos con mis esquinas anhelantes. Arrasada en un instante se hunde mi grito y se desata el fuego final. Viento seca mis lagrimas en el molino cotidiano, invocare a lo imposible para cerrar mi ventana.

Dos manos dos piernas, orejas y ojos. La dualidad es ilusion, cosidos a nuestra voluntad vuelan nuestros sentidos. Aunque el sexo sea una habitacion vacia, ahi mismo fluyes fuera de ti. Respiras, gritas, jadeas, ries, lloras y vuelves a empezar. Los abrazos del otro piden lo mismo, en el espejo devuelves todo lo que pide menos tu corazon. En el camino de vuelta algo dejo de ser funcional. Ya no con la billetera ni con la necesidad, estreno un nuevo corazon y me atrevo a amar.

Desde luego he de mirar fijo para no despertar sospechas. En un poco de agua disuelvo la angustia comiendo damascos y flotando con su suave sabor. Pulpa frutosa devuélveme al verano. La silla de mimbre impertérrita a mis palabras sigilosas aun de puntillas cruje. Monosílabos a carbón se estrellan con rapidez, contradiciendo tu cólera. Recogeré al viento peinando en mi memoria tantos deseos hundidos. Ya brillara mi estrella en el umbral de las cosas nuevas.

De la extraña cascada de palabras policromia de frases pasadas por agua quisiste verter amores y multiplicar el placer con el dinero en tus manos. Imposible proposito, insistes corrosivo en explorar mis sensaciones. Te devolvera la marejada, en un cielo negro crecera el olvido y tapara las estrellas que me regalaste. He retrocedido y cortado las escenas censurables, el sol saldra palido y sin brillo recordando la rutina de calentar. Solucion salina para mis ojos optimistas, ambiciono reirme de la pesadilla que inventé. Mas si yo fuera brava ya habría escapado.