Carmen Troncoso Baeza

 La tentación     de los durmientes                       es grande   Verlos tendidos, interminables,       generan fantasías,  en mi alma caminera,  mi vagabunda piel, goza viendo el movi/viento    Por mis pupilas desfilan paisajes de fuego y agua,           del zumbante por/venir del tiempo     tragando un presente vítreo, me exilio    Con la cara pegada a la ventanilla del tren  desfila la historia empañada de la vida      más temprano que tarde, tendré que bajarme   en una estación remota y volver            Imperfecto volcán milagroso, golpeas como una ola                                                    la poesía negra,          golpeas la letra, cincelando el poema, cincelando la espera,   Perfeccionista metafísico, en la disonancia perpetua,          me dices todo, sin decirlo, escribes todo en esta travesía:                 - Estoy por llegar a abrazarte - (Operación incorrecta este programa

      Encierro y libertad    tomadas de la mano: Las lágrimas humedecen los rostros al vender una tumba en verano       el polvo ambiental las seca No da lo mismo         venderlas en invierno las lágrimas enjoyando rostros             endurecen el paisaje   La mañana soleada     entró por las rendijas         que dejó la balacera                  del día anterior   Como un colador        una alta puerta     me cierra el paso. Balas aun calientes                       hojas de metal     que se desprenden  de este árbol de latón       Merodeando las empalizadas     los zombies con la pálida        vuelven a pedir dinero   De buena madera                         Vendo encierro a quienes han logrado escapar acto de sanidad mental            apostar por liberarse        Ella quiere un cajón  que huela a fragante madera   de su tierra natal,  Futaleufú   Él se inclina por un cajón de roble pellín     robustos robles    ad