Carmen Troncoso Baeza

He juntado estos recuerdos que surgen de mi memoria como fotos olvidadas, fuimos lejos, empezamos a subir la montaña, nos alejábamos cada vez mas, Tu presencia se empezó a pegar en mis brazos, en mi pelo, en mis piernas, mi risa recorría tu rostro, tus ojos, tus manos, indagando todo. Paramos y nos bajamos; sobre la falda del cerro, cae cantarina una cascada, me lavo las manos y la cara y el ruido de la cascada apaga la loca carrera de mi corazón. Me tomaste entre tus brazos y tus besos de agua, recorrían mi boca, averiguando, mojando nuestras ansias, agua correntosa, cayendo sobre mi espalda, caricias sorprendidas en el aire, trepaban mis ojos sobre tus arboles y el agua abrigando nuestros deseos se unió nítida y precisa al eco de la montaña.

Queridos amigos hemos cumplido un sueño, quiero contarles que el Lanzamiento del Libro "8 Náufragos en busca de..." y de la Revista Verbo Des(nudo) donde participo con mis poemas, estuvo maravilloso. Gracias a la Ilustre Municipalidad de Santiago es que hemos podido ocupar este lugar muy especial que se llama "La Posada del Corregidor". La construcción de este interesante edificio colonial se cree que fue en 1750, por el estilo que ostenta. El Corregidor fue una figura administrativa dependiente del rey de España, que ejercía su voluntad sobre el territorio que le correspondiera. Don Manuel Luis de Zañartu e Iriarte, fue Corregidor de muchas obras, entre la que destacan el puente de Cal y Canto, construcción de 1767 que logró comunicar la Chimba y Santiago Centro a la altura del Mercado, donde el Corregidor hizo trabajar gratuitamente a cientos de presidiarios y vagabundos. Según los registros de propiedad, desde el año 1832 la casona se comenzó a usar solo...

Están todos cordialmente invitados a este lanzamiento poético, donde participo por primera vez, con el Colectivo Poetas sin Tiempo, ha sido una experiencia maravillosa el haber trabajado junto a un grupo de blogueros de Santiago, y haber concretado esta inquietud por dar a conocer nuestro trabajo. Agradezco a mis seguidores, sus asertivos comentarios poéticos que acrecientan mi inspiración.

Si no es porque tus palabras se tiran al suelo lamiendo mis zapatos, si no es porque piden prorroga y larvadas en mis oídos se enroscan. Podría aplastarlas para que acusen el golpe con un hachazo en la frente. Los jirones de mi presente asoman por las raídas callejuelas de mis costumbres. Repetir gestos sin arriesgar nada es el artificio que usa mi alma para escapar, artificio que usa para no encontrarse con tu cara, para no medirse con la verdad. Como siempre el tiempo saca su mejor carta y al final siempre gana esta farsa. * 450 × 338 - máscaras venecianas ... Rojo pasión. Michel. Orlinskyorange.

Superado el grado cero furiosamente te ame hasta dolerme los dientes. Soliamos olernos mutuamente, nos reconocíamos en un deshielo mutuo y un correr de ríos bajo nuestros pies. Preguntar era correr el riesgo de volver con la verdad y no verte mas. Esos deseos de eternidad se pusieron cobrizos y estancaron nuestros sueños. Ahora cada uno tiene una isla, mas allá del cero, pero nos separa un océano. * La isla de las palmeras. Den Denise Hustache

Mi viejo muñeco yace en la orilla tirado como traje anticuado, remando voy, en una canoa hacia el centro de mi corazón. Fluye algo en mi interior que me hace ir mas aprisa, salpicada de agua se ríe a carcajadas, mi alma. La inmortalidad nos acompañara por largo tiempo, la memoria disuelta en las aguas no se desvela, no desespera. La paz sopla sobre nuestra frente derrochándose y jugando a perderse. Tranquilos, navegamos sin ambiciones sin desequilibrios en esta barca. Las perversas ilusiones del corazón cobrando su precio, dormirán seguras. Sin substancia, los colores de la vida que he vivido se pasean por la otra orilla.

Mis dioses me recordaron no andar descalza para no tentar a la serpiente que anida en mi cabeza. Quiero alojar en mis brazos sin permiso este gemir continuo de mi árbol deshojado que se encima en mi pecho, rivalizando con su silencio penetrante. Afilare al mediodía mi cuchillo y cortare los colores que me rodean vistiendo ásperos y místicos vestidos de arpillera. Quizá desnude mi orgullo lavando mentiras propias y ajenas con jabón bruto y escofina . Limpios y almidonados mis dioses alcanforados han perdido su mañoso celo, hoy comen todo lo que les doy. * Amantes-Dali.JPG